martes, 5 de abril de 2011

De los efectos de la Amapola y temas varios…

El domingo intermedio entre el día que me atacó el virus europeo y el lunes que ansiosamente regresé a la oficina, después de haber sufrido la ininterrumpida vigilancia de mis padres; estábamos secando los platos de la comida y platicando sobre los remedios caseros para la cura de raras enfermedades como la mía, cuando mi madre tuvo a bien mencionar la Amapola.

La conversación fluyó algo así:

- “ para tratar la artritis los hombres de Nueva Rosita solían traer a la mujeres amapola”- dijo mi madre
A lo que yo respondí convencida de lo que estaba diciendo: - “¡pues claro!, se les olvidaba”.
-“¡no niña por Dios! ¡¿Cómo qué se les olvidaba?! ¡Se la untaban!, ¡no se la fumaban!”- argumentó mi madre.
y para ocultar un poco mi bobera recién mencionada me defendí con: -“¿qué quieres?, estoy enferma, no puedo pensar del todo bien”; …
… cabe resaltar que no puedo pensar del todo bien pero, ¡desde el día en que nací! Jajaja no estoy en posición alguna de achacarle mis boberas mentales a ninguna enfermedad, a menos que existiera algo llamado: ¡verborrea mental! jajajaja

Oh tssss, ¿¡yo que iba a saber?!, resulta que echaban las ramitas de la amapola en el alcohol y se lo untaban; pues ¡apuesto a que les hubiera dado mejor resultado si se lo hubieran fumado! JAJAJAJA

Cuando comenzaba a recuperarme físicamente tuvimos un “girls night” en el departamento de Ana Pao; en el cual celebrábamos su renuncia al trabajo que todo mundo querría tener; renunció sólo porque no cuadraba con sus ideales de vida o su comportamiento como individuo de escuela estalinista y altas expectativas de imaginación y logros.

En fin, tuvo a bien platicarnos que mientras hacía honor a las habilidades domésticas aprendidas en su casa y aprovechándolas para lucirse con su novio, se prestó para ayudarle a limpiar la recién terminada casa del novio, misma que éste último construyó con sus propias manos.
Mientras Ana Pao se afanaba en limpiar con acreditado esmero uno de los baños de la casa, perdió de vista que dicho cuarto poseía la magia de los recientes tóxicos con los que lo habían construido y agregó su mezcla casera de limpiadores, los cuales multiplicaron fuerzas resultando en enervantes para los sentidos y producto de su pulcritud viajó “fuera del sistema” y jugó ajedrez con el conejo de Alicia en el país de las maravillas negándole a Dios su ayuda para ganar.

-“yo puedo ganarle sola” le dijo a Dios, - “todo chido”- (Jajajaja además ¡se lleva de tú con Dios!. )

No podíamos evitar doblarnos de la risa con su ingenuo “pasón”, cuando remató que al contarle a su madre la historia, la que casi se sale del sistema era su: Sacrosanta Madre; porque con ésta era la segunda historia de enervantes que acumulaba Ana Pao en su acervo de experiencias a lo que su mamacita santa no podía evitar preguntarle una y otra vez:

-“pero Ana Pao, ¡por Dios!, ¿dime qué no te gustó, por favor?, pero dime: ¿te gustó?”- jajajajajaja Claro que le gustó señora ¡!... si la muchachita “SALIÓ del sistema”, ¡por Dios! ¿Sabe lo que le costó a Neo “salir del sistema” además de un hoyo en la nuca?... toda una guerra y 4, laaargas como la cuaresma, películas surgieron de su “salida del sistema” ¡! ¿A quién no le gustaría esa clase de atención e importancia? ¡jajaja!

Como anecdotario, resulta que su primera experiencia “fuera del sistema” fue cuando al paso de la influenza por México, Gaby nos stockeó a todos con mascarillas 3M del tipo de pintores o fumigadores súper poderosas…
Además Ana Pao, tenía gripa, así que presa del pánico de morir en la epidemia o contagiar a sus seres queridos, decidió utilizar dicha mascarilla y rayar en lo exagerado, esterilizándola por dentro con Lysol jajajajajajaja…. ¡SI señores!, L Y S O L; así que estuvo oliendo Lysol por un buen rato y por otro tanto voló.

Creo que su madre tiene sólidas razones para estar preocupada, ¡Lysol!, jajajajaja… No te agobies Ana Pao, en la casa de Saltillo mis papás tenían una planta de peyote y cuando la encontraron se hicieron de actuar con indignación y se preguntaron ¿cómo es que fue a nacer esa planta allí?..(No me puedes ver, pero te estoy guiñando el ojo)… jajaja

Historias de esas tendremos miles, es sólo que no puedo dejar de pensar que el enervante más poderoso que conozco no es químico, ni tóxico, no tiene marca, ni se acentúa con el uso de las mascarillas. El enervante más poderoso que conozco: es el amor. El amor de una familia cuando abraza a un recién nacido, nuevecito de paquete, tierno bebé integrante de la familia. El amor de una abuela que no lo quiere soltar cuando lo ponen en su regazo; o el amor de un primo que escucha en la negrura de una cálida noche de primavera, con Bosé de fondo…

… El amor de los padres cuando comparten un almuerzo con una de sus hijas, el amor de compartir las risas que una leyenda vaquera puede causar, o el amor de la felicidad que surge de recorrer la carretera de los recuerdos y acordarse de ellos. El amor de un tío mientras se asa la carne al carbón….
…El amor que nos entrega la profesora del jardín de niños al grado que nos deja el sello de su cariño incluso cuando se ocupa un cargo político…

… El amor de una hermana en el cuarto 6 de emergencias en el hospital ABC; o el amor de una amistad, cuando corre al rescate de su amiga como salvadora de la crisis laboral o cuándo llega a tú casa en domingo a las 10 de la noche porque no eres capaz de contener el llanto por haber encontrado el blog de tu ex…
El amor correspondido…

El amor de 5 mujeres juntas en una noche de jueves, aconsejándose las unas a las otras, cada quien echando mano de su pilar dominante; o el amor de una mascota, cuando sin importar la hora a la que llegues a tu casa, ladra avisándote que sabe que estas ahí y que quiere verte.

Y aunque ADORO a la Flaca, ¿podría por favor demostrar su amor en S I L E N C I O?, es que es imposible llegar tarde a la casa ¡sin que se dé cuenta mi mamá! … ¿¡Neto?! ¡¿qué le cuesta quedarse callada?!, … si ya de por sí yo no me ayudo cuando no puedo abrir la puerta, o cuando me caigo porque me estoy quitándome los tacones, o pongo la alarma de la casa con las patas y luego me trago todo el refrigerador completo con la boca abierta mientras se caen los tópers al suelo.
Daría lo mismo si me tele-transportará de la cochera a mi cama directamente, porque el amor de una madre sabe que Ya Llegaste.

Retomando el tema de la batalla que libré versus el maligno virus Coaxique, misma que en verdad llegué a pensar que perdería, historias de esas tendremos miles,… pero el embriagante amor de una madre sabrá cómo cuidarnos.

Por mi amapola personal, porque ganó el amor…

Y digo, ¿si no me mató “Mi Villano Favorito” de tristeza?, ¿por qué habría de matarme un bicho del viejo mundo?

Sonrían, están vivos.