Estando ambas en la misma casa, la mamá de caperucita le mandó un
mensaje de texto al celular para decirle que le llevara a su abuela un pan y un
vino que puso juntos en una canasta que había dejado en la mesa de la cocina.
Cuando se es el hilo de cobre por donde se transfieren los datos y la
información que intercambian los diferentes celulares de la red se ve y se sabe
todo lo que escribe la gente. Entonces envié las destellantes letras negras al display del Smartphone de caperucita
roja para que ella las pudiera leer y así me seguí enviando cosas y enterándome
de la historia.
Me di cuenta, que
ésta vez su mamá falló en advertirle que no hablara con extraños, pero total,
da igual, porque los jóvenes, como caperucita, ya casi no hablan con nadie que
no sea su moderno teléfono o si para esas vamos, ya casi no hablan en general.
Caperucita leyó el mensaje y mientras tomaba la canasta le mandó una
carita feliz a su mamá en respuesta al mensaje de texto original. Salió de su
casa con canasta y celular en mano al mismo tiempo que mala vareaba para
pinchar las pequeñas letritas en el teclado de su pantalla deletreando la
dirección de casa de su abuela en google
maps, al que yo tuve que preguntarle cómo llegar.
El lobo, que estaba en el campo revisando myways y jugando con la adaptación, que a través de mí, se había
comprado para que le señalara dónde estaba la presa más cercana, divisó la
aparición de la caperuza roja entre los íconos de la aplicación y viendo que
caminaba directo hacia él se puso manos a la obra y le buscó la mirada. Pero,
caperucita no le hizo caso porque venía posteando en Facebook que iba rumbo a
casa de la abuelita y su ubicación.
Así que el lobo, muy listo como siempre, revisó todas sus redes
sociales, vio que iba a casa de la abuelita y redactó un mensaje por myline para caperucita, que le hice
llegar muy rápido porque estaba poco saturada la red, que prometía un juego de
premio para su celular en la compra de un saldo mayor a diez pesos en la tienda
de la esquina más cercana. Y como era de esperarse caperucita cayó en la trampa
y se desvío de su camino.
El detour de caperucita, hizo que el lobo llegará antes a casa de la
abuela y cuando estuvo en la puerta, en lugar de hacer sonar el timbre (que
sería lo normal para avisar a alguien que has llegado a su casa) le mandó un
mensaje por wassup a la abuelita para
avisarle que había llegado a visitarla, firma: caperucita.
La abuela tomó el interfono de su casa y dijo: -levanta la aldaba,
cuando escuches el buz, abre la puerta y entra-. El lobo entró directo al
cuarto de la abuela, teléfono en mano googleó una receta de cocina y se la
comió.
Caperucita llegó a casa de abuela y le mandó un BB messenger para avisarle que ya había llegado (no sabía que su
abuela ya había aprendido a usar el wassup).
El lobo con el celular de la abuela en mano respondió: -levanta la aldaba
cuando escuches el buz, abre la puerta y entra-.
Caperucita se encontró con su abuela en cama, sólo que como estaba chateando
con su amiga lo enojada que estaba porque le tomaron el pelo con la “oferta del premio” poco se percató de
que su abuela tenía los ojos más grandes, las orejas más grandes y la nariz más
grande que antes; mientras que el lobo le insistía que soltara el celular de
una vez por todas y se acercara a ella para poder verla mejor.
Cuando caperucita se acercó a lo que creía era su abuela y por fin
prestó “algo” de atención, cayó en cuenta de que se veía muy desmejorada, y de
hecho muy parecida a un lobo, así que le tomó una foto con el instagram, yo la subí a la red, y ella la
publicó con la leyenda: “¿les parece qué esto sea un lobo vestido de mi
abuela?”
Y caperucita comenzó a cuestionarle ¿por qué tenía los ojos tan
grandes?, y el lobo a responder -para
verte mejor-, cuando las alertas de su teléfono comenzaron a sonar una tras
otra caperucita alcanzó a leer en su celular que la comunidad virtual le
advertía que era un lobo, en ese momento el lobo abrió las fauces grandes y se
la comió con todo y celular en mano.
Dentro de la barriga del muy satisfecho lobo, caperucita no dudó ni un
momento y rápido comenzó a twittear
que un lobo se la había tragado y que estaba en la obscuridad de su panza. ¡Auxilio!,
escribía con hashtag (#) para que se
hiciera trend topic y más rápido la
vinieran a salvar; ya hasta después de twittear se percató de que su abuela
estaba ahí también.
Entre tanta información que intentaba yo mandar por la saturada red de
telefonía (así pasa alrededor de las cinco de la tarde) y a kilo bytes por
segundo, un leñador que por ociosidad leía su timeline, vio el mensaje y salió corrió hacia la casa de la abuela
para salvarlas.
Orgulloso de su
hazaña, el lobo iba ya de salida, cuando el leñador con “algo”, que seguramente
no era tecnología de última punta, porque yo no supe que fue, le abrió la panza
al lobo mientras caperucita filmaba el rescate con la cámara de su celular y lo
colgaba en youtube para que se
supiera en todo el mundo lo valiente que habían sido ella y su abuela en
sobrevivir al ataque animal y lo heroico que fue el leñador durante los hechos
en tiempo real.
Al final envié links con las
direcciones que contenían las entrevistas que le hicieron a caperucita, a su
mamá, a la abuela y al leñador en la web. Ahora caperucita es la estrella
principal del acto de magia del ilusionista de la comarca y la marca del
celular de caperucita ha aumentado sus ganancias porque aprovechó para hacer
publicidad de que el equipo es resistente y funciona incluso si lo mojas con la
bilis de un lobo.
Por una vida sin celulares...
BICDH
263106
Por una vida sin celulares...
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