lunes, 14 de mayo de 2012

Cartas a mi Abuela Abeja:

Aún fresco el día de ayer que falleciste. Pasé la noche contigo, mentira sería decir que no cerré el ojo y verdad sería decir que jamás lo pegué. Leía sentada en esa silla de colchón, mientras me subía la presión cada vez que a ti te bajaba. A las 2:30 de la mañana hablaste, te oí como escucho las voces de mi mente… a las 5 de la mañana se hacía inminente;… a las 6 te bañamos y arreglamos con cuidado. Aprendí a darte de comer,… mamá… tus hijas relevaron y seguimos el camino andando… se me encoje el alma al pensar que a desayunar nos fuimos y aún con el descanso vacío, te oímos. El sonido telefónico timbró. Te habías ido… repicó el ruido de un ángel caído. Y comenzó todo, poco en un principio lloré, después, otro gallo fue. Inmediatamente te vimos y la Hormiga, hacendosa se puso a recoger, el Alfa sus lágrimas dejo caer, ni la blanca flor sabía que hacer… Árabe, atinó a decir que estabas ya con él. Un hijo te despidió y otro te recibió, en las arcas de Noé. ¡¿No sabíamos para dónde correr!?, sola tú rápido en la funeraria estabas, pidiendo madera en un 2 por 3. El anuncio de la radio redactamos, poca gente comenzó a saber… Abuela Abeja todavía te arreglaban, cuando sentada en el portal te nombré; pensando en ti estaba, cuando la Reina de la miel alrededor de mí volaba y buscando el sentido de dicho trabajador insecto esto fue lo que me encontré: La abeja nos recuerda de extraer la miel de la vida y hacerla fértil. Trabajadora incansable, luchadora de corazón; todo al morirse entrega con dicha y con pasión. Con la concentración como bastón y la prosperidad como estrella, las abejas pequeñas creaturas que nos recuerdan nuestro lugar dentro del todo de la naturaleza son. La más bella de las abejas eras, la más bellas de las reinas eres hoy, al teléfono llamaron porque ya la gente había llegado y nosotros sin saber que hacer… poco a poco la tristeza nos invadió. Abuela Abeja, es que si no escribo esto vamos a desaparecer; entre gripas, infecciones, manchas y fiebres el coco nos va a comer. La más bella de las abejas eras, la más bellas de las reinas eres hoy, de negro te velamos hasta que en el horizonte se puso el sol. No puedo más abuela abeja, repito nadie sabía que hacer, ni los primos ni los nietos, ni si quiera el buen Abel. Los rosarios se rezaron y las oraciones se escucharon, la gente nos sabía cómo dar el pésame, las familias menos responder. Entre flores y arreglos justificamos la despedida, te echamos la culpa encima porque tú decidiste regalarnos tu partida. La noche de nada nos sirvió. El despertar del día siguiente; ellas y ellos como sombras, de pie se mantenían, con el cuerpo hecho jirones y el alma hecha boronas. Primera fila de misa cuerpo presente y una abeja a tu ataúd revoloteando se acercó. En ese momento me convencí,… la más bella de las abuelas eras, la más bellas de las abejas eres hoy, hablar de ti intentamos, pero el llanto no nos lo permitió. Abuela Abeja en un carruaje ibas, no sabíamos que hacer… si dar vueltas o girar despacio antes del anochecer. A las faldas de la entrada del panteón, murieron nuestras esperanzas, no sabíamos que hacer, si caminar callados o en silencio; despacio o aprisa, se vieron las flores caer. Abuela Abeja hoy descansas a un lado de él; no sabíamos que hacer… ¡Tengo una idea! ¡Abuela Abeja tengo una buena idea!, ¿por qué no regresas y lo practicamos una y otra vez?; que la práctica hace al maestro y el tiempo al alumno ceder. Tú puedes reírte de nosotros cada vez que practiquemos hasta que sepamos que hacer. No se olvida, solo se aprende a dejar caer; pero Abuela Abeja, ¿podrías enseñarnos?, es que hay veces… , … sólo a veces… , que no sabemos que hacer. Desde entonces, siempre apareces, Abuela Abeja, cuando la felicidad y la naturaleza; cuando llueve o cuando truena, al viento brindas pelea; aguerrida y aferrada a estar presente, es un día sin sonrisas cuando estas ausente. A vivir al campo quiero mudarme, porque allí hay más abejas; o tal vez sea necesario que ubiquemos un panal en la puerta trasera. Abuela Abeja, sé que estás detrás de esto… te pido que sea próspero, nada adverso. Es un nuevo y esperanzador comienzo, desde luego te ruego: gracias Abuela Abeja, vivo de tus recuerdos.. ¿Cuándo vas a regresar para que practiquemos?,… ¿sí? Te quiero. _________________________________________________________________ México D.F., a 10 de mayo de 2012 BICDH 263106

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