lunes, 8 de marzo de 2010

La resaca del amor…

Cuando uno está en la etapa de “me Cortaron”, debe seguir ciertas reglas que ayuden a limpiar los recuerdos para sobrevivir a la razón y al sentimiento que insisten en darle mil vueltas a la situación de cómo fue la relación, ¿por qué pasó?, pero sobretodo el inevitable repaso de la última conversación y el clásico debí de haber dicho esto o al menos mentarle su madre, pero es que me quede en shock…
Entonces, vives repasando la conversación y lo que te hubiera gustado decirle hasta el momento en el que te sabes el discurso de memoria sin tomar en cuenta que cuando a uno lo están cortando normalmente no dejan que hables mucho…. Ya me imagino:

Él -“Tenemos que hablar”
Tú - ¿?

(Por cierto ya para esas tres palabras ya sabes de lo que se trata, tendrías que ser Dori para no darte cuente de lo que sigue a esa frase)

Él – “Estoy muy confundido, no quiero lastimarte, se me perdió el sentimiento y mejor aquí la dejamos, ya me voy, Adiós.”

Tú – ¡no te sale ni una palabra! - te sales del coche y te metes a tu casa

… Y conforme pasan los eternos días con largas horas y sus infinitos minutos (porque el tiempo se siente así)

Revives la escena en tu mente, mientras que vas camino al trabajo; mientras que estás en una audio-conferencia en la que no tienes nada que decir; mientras vas camino al baño de la oficina (que está lejísimos, porque parece ser una ley de las oficinas); mientras que vas de regreso a tu casa en el tráfico; mientras que te relajas en la tina y cuando terminas de leer las páginas de algún libro de la preparatoria que sabías que amabas, pero que ahora solamente, te sienta bien…

(Se dieron cuenta como no mencioné en ningún momento la hora de la comida… es que nada más no me da hambre… puff ¡se esfuma!)

Total el discurso que tú repasas suena algo así:

Él -“Tenemos que hablar”
Tú - ¿?

Él – “Estoy muy confundido, no quiero lastimarte, se me perdió el sentimiento y mejor aquí la dejamos, ya me voy, Adiós”

Tú – “PUES me parece bien, nada más te digo que es la tercera vez que me haces esto, que juraste y perjuraste que la gente cambia y que querías que fuera la madre de tus hijos, que simplemente está clarísimo que te equivocaste, pero más me equivoqué yo por creerte la segunda vez… soy, ¡No! Más bien eres un reverendo idiota y quisiera que te llevara la chi&%$#/ ahora mismo; ¿para qué estuviste detrás de mí 10 meses insistiendo con detalles y hasta joyas cuándo lo único que estabas buscando era una venganza?, perdí mi tiempo por tu culpa… ¿simplemente no entiendo en que momento se te esfumó el amor?... si hace una semana me mandabas presupuestos para que nos mudarnos a vivir juntos… ¡Bah! ¡Total! da lo mismo… ¡salúdame a tu madre!, perdón quise decir despídeme de ella”

Y la verdad, que más da porque al final no lo dijiste y mejor no continuar torturándote con el tema ya fue; caput, finito, descanse en paz, END TASK (no hay save as, es END TASK)
Yo sé que se dice, se lee fácil y NO LO ES; por eso lo estoy escribiendo y para ver si así me convenzo de los pasos que debo hacer para curar la cruda del amor. Porque normalmente podría sin problema curarme el amanecer de una mala borrachera, la receta es 2 tylenol extra-forte y un sal de uvas picot PLUS, si esto no ayuda un clamato bien preparado con cerveza y ¡listo! te juro que hasta puedes encaminarte hacia el antro más cercano.

Por lo que estas han sido hasta hora mis curaciones, aunque nada parecido como lo de la receta de la fiesta, la de la resaca del amor que se siente peor es:

1. NO, digo bajo ninguna circunstancia enciendas el radio; como por obra de Murphy toda la música en las estaciones está en tu contra pensada 100% para que cada que el scan cambia de estación y por fin encuentras algo donde la propaganda política no esté sonando es una canción de amor o desamor que según tú aplica perfecto a tu reciente ruptura, o a cómo era el amor entre ustedes, o peor aún es una melodía vieja que él innombrable te dedicó cuando empezaban a salir y era todo perfecto.

Sábete que no era perfecto porque si lo hubiese sido no estarías así y que lo malo de ese estado es que no te acuerdas de las cosas malas que pasaste con el susodicho, si le rascas bien te apuesto que encuentras ¡un centenar!

2. NO uses nada de lo que el innombrable te regalo a lo largo de los 3 años que estuvieron juntos… y conforme te encuentres detalles que guardaste a manera de souvenirs para recordar la vez que fueron a cenar, el día que se te declaró (eso si lo hizo o más tiene que ser una de estas cosas modernas que ahora se supone tenemos que entender sin que nadie nos avise); el sábado de football; el jueves de concierto, el martes de pizza en tu casa; el viernes de fiesta o el domingo de teatro. Prepárate tu sola para que nada te recuerde de qué él vive, porque la mayorías de las cosas por si solas lo harán y peor aún, siempre habrá alguien que te recuerde que él fue parte de tu vida… así que ayúdate que Dios te ayudará y tus conocidos probablemente te joderán.

3. Se piadosa con las cosas que te recuerdan a él pero conforme las encuentres quítalas de tu camino y guárdalas donde juntaste todos tus cuadernos de primaria, porque seguro allí no las vuelves a ver ó ¿¡tu eres de esas que anda repasando como llegó Cristóbal Colón a México con la letra manuscrita de una niña de 8 años bajo los márgenes rojos que a todas no hicieron remarcar hasta que nos cansáramos?!

4. Sal con tus amigas, llámalas tú, porque al principio te van a oír y sugerirán ir a aventarle huevos a su casa (lo malo es que vive en un sexto piso… chin) pero después de un rato de que les des la lata te van a mandar instantáneamente a la goma y como ellas ya no le dan importancia tu empezarás con ese lento proceso. Además, es la gran prueba de fuego de la amistad, si están allí para cobijarte con sus alas de felicidad significa que supiste cómo manejar una relación y no perder a tus amigas en el intento lo que dice mucho de la madurez de una persona.

5. NO voltees a ver a las parejas de novios que andan a tu alrededor y pienses lo feliz que eras cuando salían juntos, ¡ni tampoco las maldigas!, no seas hojaldre; mejor voltea a ver a tus amigas y concéntrate en buscar ese pedazo de cuero que viene solo a ver si te lo puedes ligar y piensa que no podrías hacer eso con él susodicho a lado, que la vida te ha dado la oportunidad de vivir todo tipo de experiencias y si aún así piensas que lo extrañas… y te aferras a que quieres estar con él… estas perdiendo la perspectiva él te corto a ti y en este periodo del silgo XXI dónde las mujeres robamos el estrellado por completo de los hombres, tenemos que tener al menos 3 dedos de frente, 4 de falda y 5 de orgullo.

En efecto, el orgullo es lo único que me mantiene de no tomar el teléfono y marcarle para rogarle que se aclare y regrese conmigo… ¿será que eso mantendrá firme en mis convicciones?

Es como la cruda de alcohol, sólo el orgullo te da fuerzas para ir a comer con tus papas porque si te cachan nunca vuelves a salir de parranda o ¡deja tú! ¡A salir de tu casa!

Solo que esta vez no hay receta.

Así bien, aquí vamos mi orgullo y yo; gateando hacia una nueva aventura lo que sucede es que esta vez… esta vez SÍ estoy sola.

A los amores de mi vida, con cariño.

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