lunes, 19 de abril de 2010

Porque amores que matan nunca mueren

En mis días favoritos de la semana tuve el deleite de ir al concierto de Joaquín Sabina. Miércoles y sábado, acompañada y sin acompañar, cansada y descansada, llorando y con ganas de llorar... y lloré justo cuando empezaba a sonar ESA canción.

Con tan solo oír: “yo no quiero un amor civilizado, con recibos y escenas del sofá”… tenía suficiente mi cuerpo para empezar a sentir el ojo Remi y para el enunciado de “Brindar a tu salud” ya estaba llorando… ¡Againg!

El sábado fui sola y lloré sola, con más de 9,900 personas a mí alrededor, pero SOLA… otra cura más para el corazón. Estando allí sin nadie que me acompañará la gente me volteaba a ver como si estuviesen atentos de cuándo llegaría mi acompañante. Mi acompañante nunca llegó porque simplemente no había.
Así, conforme el concierto avanzaba, la gente, mirada en mi persona, cada vez más preocupados; algunos sentían lástima, otros sin saber que sentir; pero claro el hecho de que no fueron capaces de manejar el concepto de que fui a un concierto: Sola. Sola y punto.

Hubo una señora delante de mí que hasta foto me tomó; ni me preguntó ni nada, apuntó el lente de la cámara hacia mí y disparó. No me causa ninguna pena o trastorno empero me pregunto ¿para qué va a utilizar la foto? …

En fin, son cosas que una debe hacer pase lo que pase, hace muchos años dejé de juzgar y me dedico a practicar el arte de mirar sin enjuiciar, por lo que cada vez que veo a alguien solo en la mesa de un restaurante o en el cine simplemente pienso: “¡mira nada más!, otro loco/a como yo”
En ocasiones es necesario pasar ese tiempo a solas, todos lo necesitamos; lo único que pido es que el mesero no tarde horas en traerme mi comida, ni la cuenta; que en el cine no me pidan cambiarme de lugar (¿qué creen? ¿qué por qué vengo sola me quiero andar moviendo por todo el cine?); y que en los conciertos no me tomen fotos a mí ni a mi individualidad que me hace quien soy y soy quien hace… por eso me parece taaaan lógico que amores que matan nunca mueren porque casi me mato pero aquí sigo.

La clave de la superación es pensarnos capaces de lograr lo cometido y el día que recobré la confianza en mí lo superé a él.

Es que ES cierto, amores que matan nunca mueren.
Aquellos amores que se quedan clavados en nuestro sistema; frases que solía decir nuestra pareja a las que con solo detonar una parte de la rima, de nuestras bocas sin pensar sale el resto que complementa lo que él/ella decía; aquellos amores que los escenarios de nuestra vida no nos dejan olvidar; aquellos amores por quienes matas y como castigo divino se quedan contigo.

Porque el amor cuando no muere mata, sigue causando peleas, pensamientos, discusiones, dudas, matando al que se deje. Simplemente no sé ¿qué es mejor?, aquel por quien elegí matar para continuar o mejor aquel que no muere pero me está matando…

¿Será qué el humano es capaz de hacer funcionar lo que se propone?

Dedicado a Joaquín Sabina, que si supiera mi historia una canción con ella compondría.

2 comentarios:

  1. ps sí, hay amores que matan - yo tengo el mio que como jesucristo suele remover los escombros cada tanto-...pero sin ese, yo no podría saber hoy que se siente tener uno que me hace sentir viva.

    Me encantó tu blog, gracias por compartir :)

    ResponderEliminar
  2. ¡Es un gusto Ana!. Entiendo lo que dices, es incluso la misma razón por las que no suceden los malos ratos, para saber diferenciar cuales son los buenos y disfrutarlos. Siempre que estyo con ustedes son buenos !¡

    ResponderEliminar